Tanzania
Lago ManyaraParque Nacional Lago Manyara
Para visitar el último parque nacional de nuestro safari por Tanzania tuvimos que salir del Serengeti, atravesar toda el área de conservación del Ngorongoro y transitar unos cuantos kilómetros más, al fin, de carretera asfaltada. Fue un camino largo, tedioso y bacheado, pero finalmente llegamos al Parque Nacional del Lago Manyara. Sin duda, es el parque menos visitado del norte de Tanzania. También nos dio la sensación de ser el menos espectacular. Después de la enorme planicie del Serengeti, llegamos a la frondosidad del lago Manyara. Merced a la gran cantidad de ríos que desembocan en el lago (algunos de los cuales tuvimos que atravesar), este parque cuenta con una gran vegetación. Por temas de horarios, nuestra visita a este parque fue bastante corta. Teníamos la posibilidad de volver al día siguiente, pero finalmente decidimos cambiar de plan.
Mientras nos acercábamos hasta el lago, nos cruzamos con unos elefantes juguetones y unos babuinos. Llegamos hasta la orilla del lago, donde pudimos contemplar unos lejanos flamencos. También vimos otro varano del Nilo, en esta ocasión introduciéndose en el agua de un río.
Mientras transitábamos por este polvoriento parque (quizás el más incómodo de todos en cuanto a cantidad de polvo, o bien es que era ya nuestro noveno día de safari tragando polvo y estábamos un poco hartos) vimos unas intermediate egret (o garza intermedia), unas cuantas cebras y babuinos, muchos babuinos.
Vimos también varios grey-headed Kingfisher (o alción cabeciblanco), que nos parecieron muy bonitos.
Y cuando salíamos nos cruzamos con un vervet monkey (o cercopiteco vervet). Los machos de esta especie de monos, que vimos el primer día a la entrada del parque Tarangire, tienen un característico escroto de color azul. Y este mono que vimos parecía estar posando para que se lo fotografiáramos.
Dimos por concluida la corta visita y nos fuimos hacia el campamento. Nuestra última noche en Tanzania la íbamos a pasar en el mejor alojamiento de todos los que estuvimos: Maramboi Tented Lodge. Se encuentra junto al propio lago Manyara; y hubiéramos podido contemplar una magnífica puesta de sol si no hubiese sido por las nubes.
El campamento está ubicado en el camino por el que pasan los animales para llegar a beber hasta el lago. Así pues, nos comentaron que era habitual ver animales merodeando por los alrededores. Tuvimos la suerte de tener la tienda/habitación más alejada, por lo que cuando llegamos por vez primera vimos unas cuantas cebras y un jabalí verrugoso muy cerca.
Este lodge ofrecía un safari a pie (de pago). Como al día siguiente volvíamos a casa y teníamos que tomar el avión por la tarde, decidimos cambiar la visita que teníamos pensada al parque Lago Manyara y hacer la caminata. Lo hicimos principalmente por dos motivos: nos apetecía hacer algo diferente (todos los safaris durante nuestra estancia en Tanzania habían sido dentro del jeep) y queríamos llegar lo menos llenos de polvo posible al aeropuerto, pues nos quedaba un largo trayecto hasta llegar a casa.
Así que a la mañana siguiente, después de desayunar, vino un guía del campamento y nos fuimos de caminata. Nadie más se había apuntado a esa excursión, con lo que fue también un safari privado para nosotros. El guía nos proporcionó unos palos de madera iguales a los que vimos que llevaban siempre los Masai. Lo primero que vimos fue un grupo de cebras cabalgando que nos ignoró por completo. Se ve que tenían sed porque iban directas hacia el lago. Después vimos varias jirafas que en cuanto nos vislumbraron dejaron de comer. Estuvieron observándonos fijamente hasta que cambiamos de rumbo, momento en que volvieron a sus quehaceres cotidianos, esto es, a comer.
A continuación vimos unas gacelas Thomson que también nos observaron, y unos ñúes junto a unos jabalíes verrugosos.
Después nos topamos con dos chacales que desaparecieron tras unos arbustos. Caminamos hacia esos arbustos y cuando los bordeamos nos encontramos de frente con uno de ellos, que salió corriendo en dirección contraria a toda velocidad. Sin duda, le habíamos asustado. Llegamos lo más cerca que se podía a la orilla del lago Manyara, pues estaba un tanto encharcado, para observar la gran cantidad de flamencos que allí había. Estos eran de un color mucho más rosado que los que habíamos visto en el Ngorongoro. Tuvimos la oportunidad de ver volar a unos cuantos y fue curioso observar cómo iban en estricta fila india siguiendo todos la estela del anterior, de manera que volaban de una forma muy armoniosa.
En nuestro camino de vuelta al lodge nos encontramos con dos jabalíes verrugosos o facoceros que, como era habitual, se nos quedaron mirando fijamente para súbitamente salir corriendo en dirección opuesta.
A nuestro regreso al alojamiento nos dimos una ducha, ya que el gerente del lodge nos había permitido muy amablemente abandonar la tienda/habitación más tarde de lo permitido. Comimos en el bufé, nos subimos al jeep y pusimos rumbo al aeropuerto.
Hemos declinado hacer comentarios durante el relato de la desorganización del safari y de la ineptitud del guía. Al fin y al cabo se trata de hablar de los animales que vimos y de las anécdotas que nos ocurrieron. Pero volvimos de Tanzania con un sabor agridulce. Muy contentos con la vida salvaje y muy descontentos con la compañía que contratamos. La próxima vez trataremos de afinar más la búsqueda. Mientras tanto, intentaremos en lo posible seguir viajando por nuestra cuenta. Nos parece muchísimo más interesante y divertido.
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