Francia
Son muchas las razones que hacen de nuestro vecino del norte uno de nuestros países favoritos. Las dos principales serían París y la gastronomía. Francia comparte con España, y unos pocos países más, la magnífca cualidad de poder comer bien y variado en casi cualquier región, ciudad, barrio o restaurante. En el caso francés, la única pega (pero grande) son los precios, especialmente de sus afamados vinos. Alguien nos dijo en una ocasión que los vinos franceses, o son caros, o son malos. Y desde luego, en más de una ocasión durante nuestras estancias en Francia hemos pagado más por el vino que por la comida.
Y luego está París. La ciudad más visitada del mundo; no sin razón. Tiene tal cantidad de rincones, calles, museos, monumentos, atracciones, barrios y un largo etcétera, que hace que cada vez que uno va a París, encuentre muchas cosas nuevas que ver y hacer. La segunda vez que visitamos la capital francesa decidimos alquilar un apartamento para sentirnos, al menos durante una semana, como verdaderos parisinos y, entre otras cosas, poder hacer la compra en un mercado. Siempre habíamos sentido envidia de los mercados franceses, especialmente de los que ponen en las calles; y siempre habíamos tenido ganas de poder comprar en ellos. En esa ocasión, pudimos. Todas las mañanas, antes de salir a visitar la ciudad, pasábamos por el vecino mercado y volvíamos al apartamento con las viandas en la bolsa, sobresaliendo de la misma la sempiterna baguette, como no podía ser de otra manera. Consideramos que fue un gran idea, a pesar de que nadie nos hizo la cama ni nos cambió las toallas, como sucede en los hoteles. Además de en la capital, hemos estado en diferentes sitios de Francia como Marsella, Aix-en-Provence o Estrasburgo. Pero de esas escapadas no hemos dejado constancia por escrito. Sí lo hemos hecho de nuestro viaje a Lyon, ciudad que nos encantó; de una escapada de tres días a Niza y Mónaco, donde dimos una vuelta con el coche siguiendo el recorrido del famoso premio de Fórmula 1; de la semana que pasamos en Normandía, visitando las playas del desembarco y degustando casi a diario la exquisita sidra normanda; o de la ruta que hicimos con el coche por el sur, más concretamente por los alrededores de Toulouse, en la región de Midi-Pyrineés. Allí visitamos gran cantidad de pueblos inscritos en la lista de “Los pueblos más bellos de Francia” y podemos dar fe de que más de uno se merece estar en esa lista. Esperamos en un futuro poder ampliar las regiones y ciudades visitadas. |