Portugal
En muchas ocasiones hemos oído y leído que Portugal es como España hace treinta años. Puede que nuestros vecinos no sean el país más avanzado de Europa, pero sus ciudades, sus calles sus habitantes, tienen un toque de autenticidad que los hace únicos. Pasear por las calles empedradas de las ciudades portuguesas; admirar los edificios, cierto que algunos un tanto destartalados, pero muchos de ellos cubiertos de los azulejos que les dan un toque único y con los tendederos con la ropa colgando sin ningún tipo de pudor; degustar un café con un pastel de nata en cualquiera de las cafeterías que hay por doquier; chapurrear portuñol con sus simpáticos habitantes; degustar su gastronomía, que va más allá de las 365 formas de cocinar el bacalao que dicen que tienen y del famoso vino de Oporto; subirse en sus nostálgicos tranvías… Son algunas de las cosas que siempre hemos encontrado en nuestras visitas a Portugal, y que hacen que este pequeño país nos guste tanto.
Nuestros viajes a Portugal han sido a Lisboa, Oporto, Madeira, Alentejo y un pequeño triángulo junto a la frontera formado por Almeida, Castelo Bom y Vilar Formoso. En la capital hemos estado en varias ocasiones, y no nos cansaremos de volver; a Oporto fuimos en una escapada de fin de semana aprovechando los buenos horarios y precios de una compañía aérea de bajo coste; en Madeira estuvimos una semana recorriendo sus levadas; otra semana empleamos en recorrer la región del Alentejo, una de las más extensas del país; y el triángulo mencionado lo visitamos durante un viaje que hicimos con el coche por tierras castellano-leonesas que nos llevó hasta Ciudad Rodrigo: desde ahí decidimos cruzar la frontera aprovechando la cercanía y hacer así una corta visita a nuestros vecinos. Por la cercanía, y por todo lo mencionado anteriormente, las páginas relativas a Portugal irán creciendo, sin prisa pero sin pausa. |