Estados Unidos
Nueva YorkMidtown
Y llegamos a la zona más visitada por los turistas. En Midtown encontramos la gran aglomeración de rascacielos de Nueva York. |
El edificio más renombrado de la ciudad, el Empire State Building, está ubicado en la esquina de la quinta avenida con la 34. Tan característico, con su aguja en lo alto, ofrece una de las vistas más espectaculares de la ciudad, aunque no es nuestra favorita. Como casi todo últimamente en Nueva York, conviene comprar las entradas para subir al observatorio con antelación. Desde arriba se ve muy bien toda la zona de Midtown y sus imponentes rascacielos. El observatorio es al aire libre, algo que nos parece muy importante en lugares como este.
En la misma calle 34 hay una gran cantidad de tiendas de todo tipo, destacando los grandes almacenes Macy´s. En la esquina con la novena avenida, en los bajos del hotel Wyndham, descubrimos el Tick Tock, un diner que nos gustó mucho. Ofrecen todas las especialidades locales que uno pueda imaginarse (pancakes, french toasts, hamburguesas, pulled pork, batidos, tartas…) en grandes cantidades (lo cual no es noticia) a precios más que razonables (esto ya es otra cosa).
En la siguiente esquina, la 34 con la novena, se halla la tienda de fotografía B&H, de imprescindible visita para los amantes de esta disciplina artística, y a la que merece la pena entrar aunque no se vaya a comprar nada.
Hacia el norte de la calle 34 y por toda la zona de Midtown, el trasiego de gente es siempre constante.
En nuestra primera visita a la ciudad, nos acercamos al Circle Line Sightseeing Cruises, una compañía que ofrece paseos en barco, situada en el Pier 83, a la altura de la calle 43. Allí nos subimos a una embarcación y nos dirigimos hacia el sur de Manhattan, pasando por debajo de los puentes de Brooklyn y de Manhattan; subimos por el este hasta llegar a la altura del edificio de las Naciones Unidas, punto en el que el barco dio media vuelta y desanduvo el camino. Este trayecto nos permitió obtener una panorámica un tanto diferente del sur de Manhattan y descansar un rato los pies. Algo que se agradece mucho cuando se visita Nueva York, ya que si se quiere disfrutar en condiciones de la ciudad conviene hacer muchos kilómetros caminando.
Hacia el norte de la calle 34 y por toda la zona de Midtown, el trasiego de gente es siempre constante.
En nuestra primera visita a la ciudad, nos acercamos al Circle Line Sightseeing Cruises, una compañía que ofrece paseos en barco, situada en el Pier 83, a la altura de la calle 43. Allí nos subimos a una embarcación y nos dirigimos hacia el sur de Manhattan, pasando por debajo de los puentes de Brooklyn y de Manhattan; subimos por el este hasta llegar a la altura del edificio de las Naciones Unidas, punto en el que el barco dio media vuelta y desanduvo el camino. Este trayecto nos permitió obtener una panorámica un tanto diferente del sur de Manhattan y descansar un rato los pies. Algo que se agradece mucho cuando se visita Nueva York, ya que si se quiere disfrutar en condiciones de la ciudad conviene hacer muchos kilómetros caminando.
Este paseo nos permitió ver, como cosa curiosa, un barco transportando basura hacia Staten Island. Antiguamente el vertedero de Nueva York estaba en esta isla y los desechos se transportaban hasta allí a diario por barco. Al parecer en la actualidad su ubicación es otra, así que no sabemos cómo transportarán la descomunal cantidad de basura que se genera en la ciudad cada día.
En el lado oeste de Midtown se encuentra Times Square. Esta famosa plaza neoyorquina ha sufrido una gran transformación entre nuestras dos visitas. Ha ganado mucho terreno para los peatones, que la abarrotan a todas las horas del día y de la noche. Han colocado unas gradas en el centro, donde los turistas se sientan para ver pasar el tiempo, el tráfico, la gente y, sobre todo, contemplar los cientos de pantallas iluminadas que abarrotan la plaza. Sin duda, Times Square es por sí sola un espectáculo de luz y sonido.
Pasear por esta plaza, especialmente cuando cae el sol, puede ser toda una hazaña, habida cuenta de la enorme cantidad de gente que hay.
Pero para espectáculos los que se ofrecen en el vecino Theater District. Este distrito ofrece la mayor proliferación de teatros por metro cuadrado del mundo (dato no contrastado científicamente, pero estamos seguros de ello). Debajo de las gradas antes mencionadas han colocado unas taquillas de TKTS, empresa que ofrece entradas con descuentos suculentos para diversas obras de teatro y musicales. Aunque los descuentos pueden llegar en ocasiones hasta el 70 %, no hay que dar por supuesto que vaya a ser barato: las entradas para un musical en Broadway pueden costar fácilmente más de 100 dólares.
Un poco más al norte destacaríamos la Hearst Tower. Este moderno edificio, el primero que construye Norman Foster en la ciudad, mantiene una pequeña estructura antigua siendo el resto moderno. Entramos al vestíbulo y nos encontramos con Woody, un amable y parlanchín conserje, amante de la arquitectura, que nos contó la historia del edificio y de otros muchos que pueblan Manhattan. |
Más hacia el este encontramos lugares muy interesantes. Por ejemplo en la séptima con la 57 está el Carnegie Hall, mítica sala de conciertos de la ciudad que lleva el nombre de uno de los empresarios de más éxito de la historia americana y de los mayores filántropos también, Andrew Carnegie.
En la 53, entre la sexta y la séptima, está el MOMA, museo de arte moderno y uno de nuestros favoritos de la ciudad. Los viernes por la tarde es gratis por cortesía de la tienda UNIQLO, pero no recomendamos ir: nosotros lo hicimos y la aglomeración de gente es de tal calibre que no se disfruta nada de la visita.
Entre las avenidas 5 y 6, a la altura de las calles 49 y 50, se ubica el Rockefeller Center. Se trata de un complejo compuesto por unos veinte edificios. Entre medias de esos edificios está la Rockefeller Plaza, donde en verano hay una agradable terraza. Cuando llega el frío instalan la famosa pista de hielo, con la escultura dorada presidiéndola. Si se desea patinar, normalmente hay que hacer cola para acceder a la pista. En algunas ocasiones, incluso para acercarse a hacer una foto también hay que esperar pacientemente.
Entre las avenidas 5 y 6, a la altura de las calles 49 y 50, se ubica el Rockefeller Center. Se trata de un complejo compuesto por unos veinte edificios. Entre medias de esos edificios está la Rockefeller Plaza, donde en verano hay una agradable terraza. Cuando llega el frío instalan la famosa pista de hielo, con la escultura dorada presidiéndola. Si se desea patinar, normalmente hay que hacer cola para acceder a la pista. En algunas ocasiones, incluso para acercarse a hacer una foto también hay que esperar pacientemente.
En la quinta avenida está la figura de Atlas sujetando el mundo. Bajo tierra casi todos los edificios que componen este enorme complejo están unidos. Para nosotros, lo más interesante de este conglomerado es el observatorio Top of the Rock, nuestra vista favorita de Manhattan desde lo alto.
Al igual que el del Empire State, el observatorio del Top of the Rock está descubierto. Desde lo alto se distinguen muy bien tanto el propio Empire State como Central Park. Si tuviéramos que quedarnos con la vista de uno de los tres principales observatorios de la ciudad, sería este.
En la quinta avenida encontramos dos edificios un poco distintos: la New York Public Library, edificio de estilo clásico que alberga la sede principal de la biblioteca pública de la ciudad, donde realmente vale la pena entrar; y la St. Patrick’s Cathedral, iglesia de estilo gótico que parece un poco desubicada entre tanto rascacielos.
Ya en el lado este del Midtown encontramos muchos edificios imponentes. Nuestro favorito es el Chrysler Building. De estilo art déco, posee unos ornamentos muy curiosos en sus partes más altas (águilas, partes y adornos de coches), además de una imponente aguja.
El interior tampoco le va a la zaga (al menos el vestíbulo, que es lo más lejos que llegamos): las puertas, los ascensor, las luces… Todos sus componentes tienen un estilo propio.
Otro edificio que nos parece muy curioso es el del periódico Daily News, aunque no tanto el edificio en sí como su vestíbulo: tiene un globo terráqueo que va girando en tiempo real.
Aunque quizá el más popular sea Grand Central Terminal, mega estación llena de andenes, con un vestíbulo principal muy espectacular; tanto por el reloj del centro como por las imponentes escaleras en los laterales, que culminan en tres grandes ventanales y donde nunca faltan enormes banderas estadounidenses. Debe ser el lugar por el que más gente pasa en todo Manhattan cada día.
Un edificio sin duda diferente es el de las Naciones Unidas. En nuestro primer viaje a la ciudad pudimos hacer una visita guiada por las principales salas de su interior. Las explicaciones eran en inglés, pero la guía era una brasileña muy simpática que nos fue contando los detalles de cada lugar. Por supuesto la guinda de la visita es la sala de la Asamblea General, aunque también vimos otras salas como la del Consejo de Seguridad. Fue interesante comprobar que casi todas las obras de arte que pueblan el edificio (y esto incluye cuadros, objetos, alfombras…) son regalos hechos por algún país.
Frente a este edificio se sitúa la Tudor City, un conglomerado de 3 000 apartamentos de estilo Tudor americano entre los que encontramos un agradable y pequeño parque donde descansar.
Un poco más hacia el norte del edificio de las Naciones Unidas está la Trump World, una de las torres pertenecientes al magnate y presidente del país. Otra muy famosa se halla en la quinta avenida. Ambas son de aspecto muy similar: muy altas, llenas de cristales oscuros y con el nombre Trump en dorado en la puerta: bien grande, para que se vea.
Un poco más hacia el norte del edificio de las Naciones Unidas está la Trump World, una de las torres pertenecientes al magnate y presidente del país. Otra muy famosa se halla en la quinta avenida. Ambas son de aspecto muy similar: muy altas, llenas de cristales oscuros y con el nombre Trump en dorado en la puerta: bien grande, para que se vea.
Junto a la Trump World encontramos la Japan Society, pequeño centro cultural japonés donde suele haber exposiciones relacionadas con ese país.
En la calle 47, entre la quinta y la sexta avenida, está el llamado Diamond District. A pesar del nombre no es un distrito como tal; simplemente es un tramo de calle entre ambas avenidas plagado de tiendas de diamantes y de prestamos, todas ellas regentadas por judíos. Por ese motivo, durante las horas en las que las tiendas están abiertas hay un reguero de judíos con sus kipás yendo y viniendo. También es posible ver judíos ultraortodoxos, aunque hay un lugar mejor para verlos. No vamos a nombrar todos los lugares remarcables de Midtown porque entonces no acabaríamos nunca. Simplemente terminaremos nuestro recorrido por este barrio con dos hoteles y dos tiendas. Los hoteles son el Plaza, en la esquina de la quinta avenida junto a Central Park, y el Waldorf Astoria, en Park Avenue. En el Waldorf entramos en el vestíbulo para apreciar el famoso reloj sobre el que reposa una pequeña réplica dorada de la Estatua de la Libertad. |
Las tiendas son la Apple Store, frente al hotel Plaza, con su entrada acristalada y unas escaleras que bajan hasta la tienda; y Tiffany’s, la famosa joyería por la que se puede deambular e incluso subir en ascensor a otras plantas. En ninguna de las dos compramos nada.
Central Park
Siguiendo como vamos de sur a norte, le toca el turno al parque más grande de Manhattan, que no de Nueva York. Hay otro parque más grande en la ciudad al que haremos mención más tarde.
Este inmenso parque rectangular está delimitado por las avenidas quinta y octava, al este y oeste respectivamente, y por las calles 59 y 110 de norte a sur.
La mejor manera de explorar el parque es alquilando una bicicleta en alguno de los numerosos lugares que hay por la zona de la calle 59. Nosotros es lo que hicimos en las dos ocasiones, solo que nuestra segunda visita coincidió con la multitudinaria maratón de Nueva York. Como terminaba en Central Park, había zonas del interior del parque que estaban acordonadas y por las que no se podía transitar. Cualquier otro fin de semana del año, el parque está lleno de deportistas (principalmente ciclistas, corredores y patinadores).
La bicicleta además permite recorrer más cantidad de parque en menos tiempo y poder ver así los lugares más interesantes. Entre estos destaca la Bethesda Fountain, una fuente ubicada en medio de una construcción que cuenta con un mirador y dos grandes escaleras. Es un lugar muy concurrido no solamente por los turistas. A los locales también les gusta citarse en esta fuente.
Siguiendo como vamos de sur a norte, le toca el turno al parque más grande de Manhattan, que no de Nueva York. Hay otro parque más grande en la ciudad al que haremos mención más tarde.
Este inmenso parque rectangular está delimitado por las avenidas quinta y octava, al este y oeste respectivamente, y por las calles 59 y 110 de norte a sur.
La mejor manera de explorar el parque es alquilando una bicicleta en alguno de los numerosos lugares que hay por la zona de la calle 59. Nosotros es lo que hicimos en las dos ocasiones, solo que nuestra segunda visita coincidió con la multitudinaria maratón de Nueva York. Como terminaba en Central Park, había zonas del interior del parque que estaban acordonadas y por las que no se podía transitar. Cualquier otro fin de semana del año, el parque está lleno de deportistas (principalmente ciclistas, corredores y patinadores).
La bicicleta además permite recorrer más cantidad de parque en menos tiempo y poder ver así los lugares más interesantes. Entre estos destaca la Bethesda Fountain, una fuente ubicada en medio de una construcción que cuenta con un mirador y dos grandes escaleras. Es un lugar muy concurrido no solamente por los turistas. A los locales también les gusta citarse en esta fuente.
Otro lugar siempre lleno de gente es la Sheep Meadow, una gran pradera donde la gente hace picnic. Los días de buen clima el personal se tumba a tomar el sol. Otra gran pradera es la Great Lawn, donde lo habitual es encontrar gente jugando al beisbol.
Hay varios lagos de diferentes tamaños en el interior del parque, si bien el más grande es el Jacqueline Kennedy Onassis Reservoir. Rodeando el lago han habilitado una pista para correr, siendo uno de los lugares favoritos de los runners neoyorquinos.
El parque cuenta también con un pequeño castillo, el Belvedere, por cuyo exterior se puede transitar libremente.
El parque cuenta también con un pequeño castillo, el Belvedere, por cuyo exterior se puede transitar libremente.
Uno de los sitios más curiosos es el Strawberry Fields, pequeño mosaico en el suelo en cuyo centro se puede ver la palabra “imagine” en homenaje a John Lennon, que fue asesinado no muy lejos de ahí.
Una de las cosas que más nos gustan del parque son las imponentes vistas de los rascacielos que lo rodean. Edificios más o menos conocidos se pueden contemplar desde cualquier claro del parque.
Situado en el interior del parque, aunque la entrada está por la quinta avenida, se encuentra el museo más famoso de la ciudad, el Metropolitan Museum of Art, más conocido como Met. Este descomunal museo, de entrada gratuita, posee colecciones de arte desde el antiguo Egipto hasta nuestros días. Es todo un compendio de la historia del arte. Si se quiere ver con un poco de detalle, es imposible verlo en una sola visita. Nosotros lo que hicimos fue seleccionar las salas que más nos interesaban y recorrerlas con calma.
Situado en el interior del parque, aunque la entrada está por la quinta avenida, se encuentra el museo más famoso de la ciudad, el Metropolitan Museum of Art, más conocido como Met. Este descomunal museo, de entrada gratuita, posee colecciones de arte desde el antiguo Egipto hasta nuestros días. Es todo un compendio de la historia del arte. Si se quiere ver con un poco de detalle, es imposible verlo en una sola visita. Nosotros lo que hicimos fue seleccionar las salas que más nos interesaban y recorrerlas con calma.
Como se puede ver, para ser un parque es un lugar que da mucho de sí. Y seguro que nos hemos dejado muchos rincones sin comentar.
Upper West Side y Upper East Side
A este y oeste de Central Park hay dos barrios llenos de edificios elegantes a los que no se puede acceder si no se ha comunicado la visita previamente al portero. Son dos zonas selectas de Manhattan.
Desde el punto de vista turístico, en el Upper West Side destacan dos lugares: el museo de Historia Natural y el Lincoln Center. En el museo no hemos estado, así que lo tenemos apuntado para nuestra próxima visita a Nueva York (que la habrá). El Lincoln Center (cuyo nombre completo es Lincoln Center for the Performing Arts) comprende siete edificios. Los tres principales están situados en forma de U junto a una plaza: el Avery Fisher Hall, que es la sala de conciertos sede de la prestigiosa orquesta New York Philarmonic; el David H. Koch Theater (antiguamente llamado New York State Theater), sede del New York City Ballet; y el Metropolitan Opera House, sede de la Metropolitan Opera. En nuestra primera visita hicimos un tour guiado por los tres edificios. Sin duda el que más impresiona es el de la ópera, especialmente la lámpara Swarovski del vestíbulo principal.
El Lincoln Center se compone de más edificios y es la sede de más organizaciones artísticas, pero esas son probablemente las principales y más conocidas.
Upper West Side y Upper East Side
A este y oeste de Central Park hay dos barrios llenos de edificios elegantes a los que no se puede acceder si no se ha comunicado la visita previamente al portero. Son dos zonas selectas de Manhattan.
Desde el punto de vista turístico, en el Upper West Side destacan dos lugares: el museo de Historia Natural y el Lincoln Center. En el museo no hemos estado, así que lo tenemos apuntado para nuestra próxima visita a Nueva York (que la habrá). El Lincoln Center (cuyo nombre completo es Lincoln Center for the Performing Arts) comprende siete edificios. Los tres principales están situados en forma de U junto a una plaza: el Avery Fisher Hall, que es la sala de conciertos sede de la prestigiosa orquesta New York Philarmonic; el David H. Koch Theater (antiguamente llamado New York State Theater), sede del New York City Ballet; y el Metropolitan Opera House, sede de la Metropolitan Opera. En nuestra primera visita hicimos un tour guiado por los tres edificios. Sin duda el que más impresiona es el de la ópera, especialmente la lámpara Swarovski del vestíbulo principal.
El Lincoln Center se compone de más edificios y es la sede de más organizaciones artísticas, pero esas son probablemente las principales y más conocidas.
El Upper East Side es más entretenido para el turista. Para empezar, la quinta avenida alberga tres museos imprescindibles: el ya mencionado Met, el Guggenheim y la Frick Collection. El edificio que alberga el museo Guggenheim es ya de por sí espectacular, tanto por fuera como por dentro. En el interior hay una siempre interesante exposición permanente y las exposiciones temporales suelen ser increíbles para quien disfrute del arte contemporáneo. Nosotros entramos en nuestra primera visita y vimos una impresionante del artista chino Ai Weiwei.
La Frick Collection es un pequeño museo que puede pasar desapercibido y no debería. Ubicado en la residencia del magnate Henry C. Frick, alberga la colección de arte que este hombre fue recopilando durante su vida. Merece mucho la pena, tanto por el contenido como por el continente.
En la calle 59, entre Lexington y la tercera, se encuentran los almacenes Bloomingdale´s, los más famosos de Manhattan junto a los de Macy´s. A esa altura pero por la segunda avenida encontramos un teleférico que discurre paralelo al puente Queensboro y que lleva hasta Roosevelt Island.
En la calle 59, entre Lexington y la tercera, se encuentran los almacenes Bloomingdale´s, los más famosos de Manhattan junto a los de Macy´s. A esa altura pero por la segunda avenida encontramos un teleférico que discurre paralelo al puente Queensboro y que lleva hasta Roosevelt Island.
Esta pequeña isla, situada entre Manhattan y Queens, ofrece una vista muy diferente del este de Manhattan. Nosotros la visitamos una tarde y estuvimos paseando por la vereda que lleva hasta el sur de la isla, donde tuvimos la suerte de disfrutar de un colorido atardecer sobre la ciudad.
Es un sitio magnífico en el que dar un agradable y tranquilo paseo, lejos del constante bullicio y tráfico de Manhattan.
Harlem
Sin duda una de las mayores atracciones turísticas de Harlem es asistir a una misa góspel. No todas las congregaciones religiosas admiten la visita de curiosos, pero hay unas pocas que sí. Nosotros acudimos un domingo por la mañana a la Bethel Gospel Assembly, situada en la calle 120, entre Madison y la quinta avenida. Tuvimos que madrugar bastante para asistir al servicio de las ocho y media de la mañana, pero bien valió el esfuerzo. El servicio duró unas dos horas y media. Salvo el momento del sermón, que se nos hizo un poco largo, el resto fue muy entretenido y diferente. Lo primero que nos llamó la atención es que la gente va a la iglesia a disfrutar. Algunos incluso se ponen sus mejores galas, y cantan, participan y rezan. Se ve que realmente es un momento importante de la semana para sus feligreses.
En la Bethel Gospel Assembly no solamente aceptan turistas sino que incluso son bienvenidos. De hecho, hasta nos hicieron poner de pie para dedicarnos una canción, durante la cual la gente se nos acercó y nos saludó efusivamente.
El desarrollo de la misa es muy diferente al de las misas católicas, al que pudiéramos estar más o menos acostumbrados, aunque por supuesto, tienen sus lugares comunes, como puede ser la celebración de la comunión.
Sin duda una de las mayores atracciones turísticas de Harlem es asistir a una misa góspel. No todas las congregaciones religiosas admiten la visita de curiosos, pero hay unas pocas que sí. Nosotros acudimos un domingo por la mañana a la Bethel Gospel Assembly, situada en la calle 120, entre Madison y la quinta avenida. Tuvimos que madrugar bastante para asistir al servicio de las ocho y media de la mañana, pero bien valió el esfuerzo. El servicio duró unas dos horas y media. Salvo el momento del sermón, que se nos hizo un poco largo, el resto fue muy entretenido y diferente. Lo primero que nos llamó la atención es que la gente va a la iglesia a disfrutar. Algunos incluso se ponen sus mejores galas, y cantan, participan y rezan. Se ve que realmente es un momento importante de la semana para sus feligreses.
En la Bethel Gospel Assembly no solamente aceptan turistas sino que incluso son bienvenidos. De hecho, hasta nos hicieron poner de pie para dedicarnos una canción, durante la cual la gente se nos acercó y nos saludó efusivamente.
El desarrollo de la misa es muy diferente al de las misas católicas, al que pudiéramos estar más o menos acostumbrados, aunque por supuesto, tienen sus lugares comunes, como puede ser la celebración de la comunión.
Salimos de allí con muy buenas sensaciones. Como hacía muy buen tiempo, decidimos deambular un poco por el barrio. Harlem destaca también por la construcción de muchos de sus edificios: una hilera llena de construcciones de piedra con sus escaleras en la entrada.
Nos acercamos a algunos lugares míticos del barrio, como el Apollo Theater. Fuimos a algún establecimiento famoso de comidas con la intención de hacer un brunch, pero estaban todavía cerrados, así que desistimos de la idea.
Hasta aquí llega nuestro repaso a Manhattan. Por supuesto hay muchos más edificios y rincones interesantes, pero es lo bueno de esta ciudad: después de dos visitas de una semana cada una todavía nos quedan muchas cosas que hacer o ver. Empezando por dar una vuelta en helicóptero.
Hasta aquí llega nuestro repaso a Manhattan. Por supuesto hay muchos más edificios y rincones interesantes, pero es lo bueno de esta ciudad: después de dos visitas de una semana cada una todavía nos quedan muchas cosas que hacer o ver. Empezando por dar una vuelta en helicóptero.