Perú
Cuzco y alrededoresCuzco
Cuzco nos pareció la ciudad más bonita de cuantas visitamos durante nuestra estancia en el Perú. En esta ciudad destaca sin duda la plaza de Armas: tiene una zona ajardinada en el medio, donde destaca la fuente con el Inca Dorado. Está rodeada por una serie de edificios coloniales de dos plantas muy típicos, además de la catedral y la iglesia de la Compañía de Jesús. A este iglesia se puede acceder, aunque nos costó varios intentos porque nunca terminamos de comprender el horario de apertura que tenía. Una vez en su interior se puede subir a las dos torres que tiene. No son muy altas, así que la vista alcanza solamente a la propia plaza de Armas; pero aunque sólo sea por eso, merece la pena. A la catedral no conseguimos acceder porque nos ocurrió igual que con la iglesia, que no supimos cuál era el horario de apertura y las veces que pasamos por la plaza de Armas siempre estaba cerrada. Puesto que íbamos a estar varios días en la ciudad, decidimos alojarnos en un apartamento. Optamos por Ñawin Cusco, lo que fue todo un acierto. La propietaria fue muy simpática y agradable, y el apartamento estuvo fenomenal. Estaba ubicado en San Blas, un precioso barrio lleno de calles estrechas adoquinadas y de edificios blancos con balcones de madera. Es una de las zonas típicas de Cuzco y por la noche está bastante animada. Además está junto a la plaza de Armas. Como se encuentra en una colina, llegar a la plaza es fácil por ser cuesta abajo; el problema venía para volver al apartamento, ya que había que subir sus empinadas cuestas. Afortunadamente en Cuzco los taxis son baratísimos, así que casi siempre cogíamos uno para volver.
Como teníamos que comprar víveres para el desayuno, fuimos hasta el mercado Central de San Pedro. Hubiéramos ido a visitarlo igualmente, pero la perspectiva de poder comprar cosas nos encantaba. Aunque nos gustó más el de Arequipa, este mercado era bastante grande y amplio y contaba con multitud de puestos de todo tipo.
En Cuzco, igual que hicimos en Arequipa, entramos a un convento, en este caso el de Santo Domingo o Qorikancha. Es una curiosa edificación, ya que el convento se construyó sobre un templo inca, por lo que en su interior conserva paredes y zonas incas, aunque el aspecto general es de un convento típico, con su patio central y sus dos plantas con columnas abovedadas. En los jardines exteriores del convento encontramos varios colibríes revoloteando sobre unos árboles y estuvimos disfrutando viéndolos volar.
En Cuzco llevamos a cabo la segunda parte de la experiencia gastronómica que queríamos vivir en el Perú. De entre los restaurantes que más nos gustaron en esta ciudad destacaríamos dos: Pachapapa y Limo. En Pachapapa decidimos lanzarnos a los platos típicos peruanos y degustamos un ají de gallina y unos chicharrones deliciosos. Por su parte, el restaurante Limo, considerado uno de los mejores de la ciudad, ofrece una comida de fusión japonesa-peruana, tan habitual en el país, y todos los platos que pedimos resultaron estar deliciosos. En Limo comimos varios makis, de los más originales que hemos comido nunca. Ambos restaurantes tienen una sugerente carta de cócteles, más allá del obligado Pisco Sour, por lo que a pesar de que Cuzco está a más de 3.000 metros de altitud y por tanto no es recomendable beber alcohol, fuimos incapaces de resistirnos a la tentación de probar algunos.
Alrededores de Cuzco
En la primera visita de los alrededores de Cuzco fuimos a Písac. Para llegar allí tomamos un taxi que nos condujo hasta el lugar desde donde salen las furgonetas hacia esta población. Allí nos subimos en la que se estaba llenando y cuando estuvo al completo se pusieron en marcha. Una vez en Písac, cogimos un taxi que nos subió hasta las ruinas. Nos despedimos del taxista porque teníamos intención de bajar caminando para ver todos los restos arqueológicos. Las visitas guiadas solamente visitan las primeras ruinas, que aunque son las más grandes, para nosotros no fueron las más espectaculares. La primera vista cuando se entra en la zona arqueológica es muy espectacular: se ve un hermoso valle, con la ladera repleta de antiguas terrazas agrícolas. De ahí, caminando por una de las terrazas se llega a las ruinas más grandes de las que componen el complejo de Písac.
Tras visitarlo, continuamos por el camino bordeando la montaña y tras pasar un pequeño túnel excavado en la piedra se obtiene la primera vista panorámica del pueblo; tras descender un poco más, encontramos el Templo del Sol, que fue lo que más nos gustó de Písac.
Tras pasear por el templo continuamos la bajada de la montaña y encontramos dos zonas de ruinas. Después, y ya sin perder de vista el pueblo, volvimos a atravesar otra terraza agrícola y descendimos directamente a la entrada del complejo por la parte del pueblo. Fue una caminata muy agradable, ya que siempre fuimos cuesta abajo.
Una vez en el pueblo dimos una vuelta por el famoso mercado, lleno principalmente de puestos de artesanías, telas y recuerdos típicos.
Después de comer y de descansar un poco, volvimos a la zona de las furgonetas con destino Cuzco, y una vez se llenó regresamos. La siguiente salida fue para visitar la zona de Maras y Moray. Para ese día decidimos contratar a un taxista para que nos llevara a todos los sitios típicos. Comenzamos por Chinchero, famoso por sus tejidos; de hecho entramos en una tienda donde nos hicieron la típica explicación para turistas de cómo tejen las telas y cómo las tiñen. A pesar de todo, fue una explicación muy interesante.
Continuamos caminando hasta llegar a la plaza principal, donde se encuentra la iglesia, llena de vendedores locales. De ahí caminamos para ver los restos arqueológicos de la zona, consistentes principalmente en unas terrazas agrícolas.
Volvimos al taxi y el conductor nos llevó a ver las salineras de Maras. En el camino paró en un par de miradores donde pudimos contemplar diversos restos incas.
Las salineras son muy espectaculares. Al parecer, por ahí discurre un río con una elevada concentración de sal que aprovechan para elaborar la famosa sal de Maras. Los bancales están situados todos juntos, y es una vista muy curiosa. Primero paramos en lo alto de la colina para obtener una visión de todo el conjunto, y después llegamos hasta las propia salinera, por donde estuvimos paseando libremente.
Por la tarde nuestro amigo el taxista nos llevó hasta Ollantaytambo. Allí visitamos los espectaculares restos arqueológicos. Se trata de unas enormes terrazas agrícolas que alcanzan una altura considerable. Desde lo alto se ve una bonita imagen de toda la población de Ollantaytambo enclavada entre montañas. De todas las atracciones del día, esta fue sin duda la más concurrida de gente. Nos llevó un buen rato visitar toda la zona, ya que solamente en llegar hasta la cima se tarda bastante.
A la salida del conjunto estuvimos paseando por el pequeño mercado de artesanías y recuerdos que hay en la entrada. De regreso al taxi, éste nos condujo hasta la última visita del día, el sitio arqueológico de Moray. Posee una espectacular forma de anfiteatro y al parecer los incas lo usaron como laboratorio de pruebas para comprobar qué alimentos se podían plantar y a qué altitud. Fue una visita corta pero la panorámica del sitio desde lo alto fue sorprendente.
La última visita que hicimos en los alrededores de Cuzco fue a lo que llaman las cuatro ruinas. Son cuatro restos arqueológicos situados en unas colinas muy próximas entre sí, que suelen visitarse juntos. Para ese día también tomamos un taxi, y el paciente taxista nos fue llevando a la entrada de cada una de las ruinas, esperándonos a nuestra salida.
Comenzamos por la más alejada, la de Tambomachay, donde había poco más que una fuente. La siguiente fue PucaPucara, donde pudimos ver los restos de una antigua fortaleza. Continuamos descendiendo la montaña acercándonos a Cuzco y pasamos por Qenqo, curioso laberinto excavado sobre las rocas, en cuyo interior había una especie de trono. Por último fuimos hasta Sacsayhuaman, sin duda la más espectacular de las cuatro ruinas. Aunque una de las principales atracciones de Sacsayhuaman es la espléndida vista que se obtiene de toda la ciudad de Cuzco desde allí. De las ruinas cabe destacar los enormes bloques de piedra de varias toneladas de peso que hay colocados unos encima de otros.
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