Perú
Puno y el lago TiticacaPuno y el lago Titicaca
A nuestra llegada a la terminal de autobuses de Puno nos estaba esperando el dueño del alojamiento que habíamos reservado. El sitio se llama Casa Panqarani, y es una especie de bed & breakfast. Lo regenta un matrimonio jubilado adorable. Charlando con ellos aprendimos más de la región de Puno y del lago Titicaca que leyendo cualquier guía. Para el día siguiente queríamos hacer la típica excursión para conocer las islas del lago Titicaca, pero no habíamos reservado nada. Muy gentilmente los dueños del alojamiento se ofrecieron a hacernos la reserva y el pago con una empresa que ellos conocían, para que no tuviéramos que preocuparnos de nada. Decidimos dejarlo en sus manos y salimos a dar una vuelta por Puno para ir a cenar. A la mañana siguiente pasaron a recogernos a la hora estipulada en un minibus y nos condujeron hasta el embarcadero. Allí un sinfín de embarcaciones esperaban pacientemente a que los turistas fuésemos llegando. Nos subieron en una de las barcas y cuando se completó, comenzó la navegación por el lago navegable más alto del mundo. El plan del día era navegar hasta las islas Uros, y después de visitarlas, ir hasta la isla Taquile. Las islas Uros son unas islas flotantes que se encuentran cerca de Puno. Están hechas con juncos y tienen un grosor de unos tres metros, lo que les permite flotar. Hay muchas islas y algunas están muy cerca de las otras. A nosotros nos tocó visitar la isla de Wiñay Marka. Al desembarcar nos sentaron en círculo y nos dieron una explicación sobre las islas, su historia, la gente que las habita, etc. Tras la explicación, sacaron piezas de artesanía por si queríamos comprar algo y después nos ofrecieron la posibilidad de navegar en alguna de las dos embarcaciones típicas. Nosotros optamos por subirnos a la grande, y remando nos llevaron hasta la isla principal, punto de reunión de todos los turistas que ese día visitábamos el lago.
Allí nos recogieron con la embarcación electrica y pusimos rumbo a Taquile. Durante el rato que estuvimos en las islas Uros, tuvimos la sensación de que quizá en el pasado esas gentes hacían su vida en las islas flotantes; pero en la actualidad, parece más una atracción para turistas que una realidad. En cualquier caso, es un hecho que esas islas forman parte de la historia del Perú y que es una visita bastante original y entretenida.
Tardamos un buen rato en llegar hasta Taquile, famosa porque sus habitantes masculinos son unos expertos tejedores. Una vez desembarcamos, tuvimos que hacer una ascensión para llegar a la cumbre de la isla, y hubo que ir despacio porque la altitud se hacía notar.
Llegamos a la población principal de Taquile, donde en una amplia plaza pudimos observar a los habitantes que pueblan la isla, todos vestidos con sus trajes típicos. Dimos un paseo y nos llevaron a comer a un restaurante. Tras la comida pudimos disfrutar de las bonitas vistas que hay desde casi cualquier punto de la isla.
Después volvimos al embarcadero, donde nos subimos de nuevo al bote y nos llevaron de vuelta a Puno. La sensación que tuvimos en Taquile fue totalmente contraria a la de las islas Uros: en esta isla más bien parece que sus habitantes hacen su vida y son independientes de los turistas, aunque por supuesto no renuncian a hacer negocio. Pero así como la población de las islas Uros depende por completo del turismo, la de Taquile da la sensación de ser autosuficiente.
Sea como fuere, nos pareció que fue una excursión muy completa e interesante. A nuestra llegada a Puno estuvimos dando una vuelta por la ciudad y encontramos que más allá de la plaza de Armas y de la peatonal y animada calle Lima, no tiene mucho atractivo turístico.
Puno-Cuzco A la mañana siguiente madrugamos bastante para coger el autobús turístico Inkaexpress, que nos llevaría hasta Cuzco haciendo unas cuantas paradas por el camino en diversos sitios de interés turístico. La primera fue Pukara, donde visitamos el museo y la iglesia. En el interior del museo tuvimos la oportunidad de ver unas cuantas momias, y por todas partes la escultura de los toros típicos de la zona. Continuamos hasta el punto límitrofe de la región de Puno, la Raya, que con sus 4.335 metros de altitud fue el punto más alto en el que estuvimos ese día. A pesar del sol radiante que lucía, hacia un viento helador.
Después de admirar el paisaje en la Raya fuimos hasta Sicuani, donde nos dieron un almuerzo buffet.
La siguiente para fue en Raqchi, donde vimos unas ruinas arqueológicas en las que habían unos restos bastante imponentes. La última parada antes de llegar a Cuzco fue Andahuaylillas, donde pudimos admirar el interior de su iglesia, conocida como “la Capilla Sixtina” del Perú. Después de visitar la iglesia y un museo, pusimos rumbo a Cuzco.
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